La verdad es
que no tengo muy claro qué publicar en este blog, es que me cuesta diferenciar
entre mis facetas de escritora. De alguna forma para mí todo son historias y si
la única diferencia que hay entre ellas es que el romance se da entre dos
chicos... a veces pienso que es
ridículo.
Nunca he
escrito una historia solo de amor. Sin nada más. De alguna forma, en mis
relatos y novelas el amor es una parte importante pero no es el único
ingrediente. Ya sea fantasía épica, urbana, steampunk,
ciencia ficción o lo que sea, en casi todas suele haber cierta parte romántica
pero no es ni la única ni suficiente para estar enmarcadas dentro de este
género.
A una amiga le
comenté que leyera uno de mis relatos y me dijo que prefería “entonarse” con
otras cosas. Entonces caí un poco en la etiqueta “homoerótico”, eso implica
erotismo, ¿no? Pero... yo no enmarcaría mis historias como eróticas en ningún
aspecto. Incluso aunque hubiera un poco de sexo explícito y bien llevado...
¿eso significa que es erótica sobre cualquiera de las otras clasificaciones?
En Juego de
Tronos (por ejemplo) hay escenas de sexo fuertes, ¿eso lo convierte en una
novela a buscar en la categoría de “pornografía”?
La cuestión es
que no creo que yo escribiera mis historias con la idea de “entonar” a nadie. A
veces, si la historia está subida de tono y da pie, pues vale, pero no es algo
que pretendiera porque sí.
Onodera & Takano de Sekaichi Hatsukoi, ejemplo de Yaoi |
Supongo que mis historias se enmarcarían más dentro del shonen-ai (pero sin andarse por las ramas y cuando se besan se besan y se meten mano y lo que haga falta, pero básicamente porque no soy japonesa) pero la historia no versa sobre su relación.
Subaru & Seishiro (CLAMP®) Personajes de 1999-X y Tokio Babylon un claro ejemplo de Shonen-ai |
Y si en El Alma en Llamas el contexto espacial es tan importante como la historia de amor, en los “perfectitos rosas” las “intrigas políticas” y los problemas asociados acaban dictando completamente el curso de la parte romántica.
Pues eso, que
salvo contadas ocasiones no pretendo “entonar” a nadie, aunque si haceros
sufrir con historias de amor difíciles, muchas veces marcadas por las circunstancias
y, ¡oh! ¡caramba! ¡Da la casualidad de que los dos son del mismo sexo!